Manuel Guillén se siente en casa cada vez que visita el Colegio Mayor Albalat. Primero porque su vida ha estado y está ligada al ámbito universitario, pero también porque durante varios años fue residente y Subdirector del Mayor.
Nacido en Espinardo (Murcia), es Licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Valencia y Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la misma universidad. Actualmente compagina su labor docente como Profesor Titular de Organización de Empresas con la actividad investigadora como Regular Research Fellow en la prestigiosa Universidad de Harvard.
El pasado jueves compartió un rato de tertulia con nuestros universitarios a los que quiso transmitir tres ideas principales: la primera ¿cómo había llegado él hasta aquí?; la segunda, ser conscientes de que estamos en esta vida de paso; y la tercera, sobre la importancia de aprender de nuestros fracasos.
En primer lugar, nos aconsejó ser cuidadosos en nuestras relaciones, tratando de rodearnos siempre de gente mejor que nosotros, que sepan ayudarnos en cada momento y que nos den ese empujón que todos necesitamos. Al hilo de esto nos contó cómo cambió su vida a raíz de haber conocido a un catedrático en la Universidad de Valencia que apostó por él y que impulsó su formación. Fue así, bajo esa tutela, como comenzó el periplo de Guillén por algunas de las más prestigiosas instituciones de educación superior, empezando por el IESE de Barcelona, para recalar más tarde en la Universidad de Bentley (Massachusetts), en la de Notre Dame (Indiana) y, por último, en la Universidad de Harvard.
Eso sí, sin olvidar nunca, y en este punto quiso hacer especial hincapié, que estamos aquí de paso y que tenemos, por tanto, la gran responsabilidad de hacer el máximo bien que podamos allí donde estemos. También nos contó Manuel Guillén como renunció a quedarse todo el año en Harvard a pesar de que así se lo había pedido la mismísima Rectora de la Universidad de Valencia para no abandonar aquí varios proyectos que había puesto en marcha. A buen seguro se presentarán en nuestra vida buenas oportunidades, y será entonces cuando tendremos que ser capaces de discernir si el destino final de las mismas está o no en sintonía con nuestro proyecto de vida para poder decantarnos por aquellas que nos acercan más a nuestras metas y rechazar las que nos alejan de ellas.
Para terminar comentó que, aunque muchas veces se asocia Harvard con gente top -es decir con personas brillantes- en la mayor parte de los casos el éxito se consigue en base al aprendizaje que hagamos de nuestros propios errores. En su caso, nos confiesa Guillén que tras años de investigación y trabajo acerca de la motivación humana en el ámbito de las organizaciones, encaminados siempre a entender cada vez mejor fenómenos como el liderazgo, el compromiso o la capacidad de cambio y la mejora, y a potenciar la integración entre personas y organizaciones, constató la ausencia de una dimensión ética y moral en la mayor parte de las teorías que hasta ese momento se enseñaban en la universidad. Desde entonces ha venido desmontando gran parte de las teorías que él mismo había utilizado anteriormente en clase, para incorporar ahora de manera explícita la dimensión moral y obtener un mapa de los motivos del obrar humano más amplio y auténtico.
Esa auténtica revolución, tan estrechamente ligada a la capacidad para reinventarse y que le ha valido a Manuel Guillén el reconocimiento y la admiración de todos, nos sirve de ejemplo a nosotros también para ser cada día mejores personas.