Concerting For Senegal

Concierto solidario celebrado en el Colegio Mayor Albalat para apoyar la construcción de un colegio en Senegal

De los creadores de Running For Others llega Concerting For Senegal, un concierto solidario con el fin de recaudar fondos para la escuela queestamos construyendo en Senegal. A cargo de la organización del evento estuvieron los colegiales Salva Beltrán y Pablo fuentes, acompañados por Juan Guirao y Jesús de la Llave.

 

Bangoo

Bangoo en el Colegio Mayor Albalat

Paella, cerveza e incluso algunas copas a última hora fueron amenizadas con la excelente música del grupo Bangoo, que tocó en este evento de manera altruista. Bangoo es un grupo de pop valenciano que cantan en inglés. Quedó 2º en la última edición de Musiversidad y ganador de la mejor canción con Runnaway.

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Convivencia de viejos en Sevilla

Este año, los residentes más veteranos del Colegio Mayor Albalat viajaron a Sevilla, siendo ya tradición la convivencia de viejos.

Renovar en Albalat tiene sus ventajas. Y es que, aparte de empezar un nuevo curso en el mejor hogar universitario, también tienes al principio del año la convivencia de viejos. La convivencia de viejos consiste en ir a una ciudad emblemática por su cultura para conocerla, disfrutarla y tener tiempo para hablar de los retos de un año más en el colegio mayor.

Entre visitas a monumentos como la Giralda, la Catedral o el Alcázar, se intercalan sesiones para hablar de los cambios que se produzcan en el Colegio en el nuevo curso, charlas sobre cómo ser un residente ejemplar, etc.

Se viajó en avión para aprovechar al máximo el tiempo. El primer día paseo por el centro, la Plaza España, el parque de Marialuisa… hasta llegar al lugar donde dormirían: el Colegio Mayor Guadaira. Sin duda una de las cenas más impresionantes de sus vidas tuvo lugar en la plaza del Salvador, donde comieron pescado frito en uno de los mejores balcones de la ciudad, mirando a la plaza.

El segundo día se visitó la finca de los Domech, “Los Alburejos”, donde disfrutaron de un espectáculo de caballos, así como una buena comida en la finca. Esa misma noche, después de un cansado día en la finca, tuvo lugar la elección del decanato, donde se eligió a los que serían los nuevos representantes de los residentes.

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En la finca » Los Alburejos»

Más tarde se celebró la elección en algún bar del centro. El domingo visita a la Giralda, a la Catedral, aperitivo… para acabar visitando el Alcázar por la tarde.

En el Alcázar de Sevilla

A la derecha, con polo blanco, Javier Astorga, exdecano. A la izquierda, con camisa blanca, Salva Beltrán, decano del curo 2017-2018 junto con un grupo de residentes.

Hablamos con Javier Astorga, exdecano, y le preguntamos qué le parecía la convivencia de viejos. Según el, es “una bonita forma de reunirnos al principio del curso todos los que hemos decidido seguir formando parte de este proyecto que es Albalat, que más que una residencia es un hogar donde formarse globalmente y no solo académicamente”. Piensa que es muy necesaria para coordinarse de cara al curso, pues “habrán cambios, planes por organizar, etc.”

 

Señalar también que este nuevo concepto de convivencia de viejos ha cambiado recientemente. Antes -nos dice Javier- se organizaban con la mirada puesta en actividades deportivas y ahora se eligen ciudades con una gran herencia cultural para que la convivencia también sirva para aprender. Los últimos años se ha viajado a Granada, Milán y ahora Sevilla.

Para terminar, me gustaría citar a Arturo Torres, director del colegio, que siempre repite en las reuniones de renovación (celebradas en Mayo del año anterior) que para entrar en el colegio en primero solo tienes que querer vivir en Albalat, para entrar en segundo tienes que querer vivir y ayudar a que el proyecto salga adelante. Y que, si estás en tercero, significa que ya has ayudado.

Por tanto, en la convivencia de viejos se respira un aire de compromiso y de ganas de empezar el curso y hacer que todos los nuevos residentes se sientan como en casa en cuanto lleguen.

 

Vicente Ruiz, «el Soro», torero

La sexta tertulia de la temporada tenía tintes de arena, sangre y sudor. Vicente Ruiz, «el Soro», entraba por la puerta del mayor apoyado por un par de muletas, pues una lesión en la rodilla izquierda, de la cual ha sido operado en treinta ocasiones, le impide andar con normalidad. Con su aspecto elegante y la templanza que le caracteriza, el maestro saluda a todo aquel que se cruza en su camino. A su lado tiene a sus piernas de repuesto: sus apoderados.

Pocas veces el pasillo que lleva al tertuliano desde el comedor a la sala de estar se había sentido tan abrumado: no está acostumbrado a sujetar semejante energía. El que ayer pisaba el suelo de cerámica no era un hombre sin más, era un torero enérgico, pero sin traje de luces. En sus hombros colgaba una americana azul marino, y en su cuello tenía atada una corbata. Una vestimenta poco típica en la plaza, pero adecuada para la causa. Lidiaba a un toro distinto: los estudiantes.

El público, joven e inexperto en tauromaquia, no distinguía los rasgos del torero, era atípico, lo es así porque hay pocos como él. Humilde donde los haya y grande, muy grande. Un pasado glorioso y singular marcado por su ilusión y por su carácter constante. Un presente distinto, con los años avanzando, la retirada en el horizonte y la mirada en el regreso a la actividad que le da la vida. Ayer apuntó que su reaparición será el año que viene, no lo dudamos, seguro que volverá. No para ganar, como algunos piensan, lo hará para respirar. Volverá en su plaza, la de Valencia: su casa.

 

Una instantánea de la Tertulia